Un vacío me embarga,
Necesidad entre el tiempo.
La forma vaga del deseo,
Entre la muerte el sediento.

Entre la abundancia del tiempo,
Entre las luces el destello,
Entre las formas y colores,
Y sin saber lo que yo siento.

Sé lo insulso del motivo,
Irracional el pensamiento,
La confusión en un latido,
Cuando se detiene el tiempo.

La vaga forma de la vida,
La nitidez de sus colores,
La fuerza pierde el impulso,
La necedad en sinsabores.

Un alma herida en el centro,
Y destrozada por la mentira.
El sol que quema el desierto,
Y el agua que da la vida.

Y el vacío no se hunde,
Llenando todo el motivo.
El corazón y la esperanza,
Mirando ciegos el destino.

Los ojos cegados por la ira,
Adoloridos por la sed.
Dichosos, llenos de esperanza,
Más ésta ha de desaparecer.

Y el placer de la derrota,
Cuando el bien vence al mal,
El sinsabor de la bellota,
Que a mis labios va a dar.

La fruta negra del dolor,
Y del amor, color rojizo,
Hablando de la necesidad,
De la pasión del enfermizo.

Y de la vida, la sociedad,
De la importancia del deseo,
Y de la dicha y libertad,
Soñando el día en que muero.

La luz está en todas partes,
Y ella no me deja ver.
Tan sólo sé lo que yo quiero,
Estando imposibilitado el ser.

Cuando el alma se desangra,
En medio del sufrimiento,
Imposibilitada a vivir,
Así que a mí mismo miento.

Buscando una solución,
Tratando de encontrar la meta,
Escribo versos sin parar,
Así la idea sea escueta.

Tan sólo el alma necesita,
Sin importar el contenido,
Plasmar el grito en papel,
Hasta convertirlo en alarido.

No hay sentido en el grito,
Tan sólo es un desahogo.
Más ésta no es la solución,
Y solitario, me ahogo.

No hay a quien decir porqué,
Y el silencio me acaba,
Buscando la divinidad del ser,
El ser, que todo lo aclara.

Y la respuesta me esquiva,
Quizá porque la tengo ya presente,
Más cierro los ojos con pesar,
Mi alma con ella se resiente.

Pedir, rogar, rezar, llorar,
La solución no está en ello.
Tan sólo queda fantasear,
Sobre lo feo y lo bello.

La pluma vuela y no para,
El alma en tinta se destiñe,
El corazón es el pincel,
La mente todo lo dirige.

Pero la organización,
Se desbarata a momentos,
Cuando no existe la razón,
Y veo sólo el sufrimiento.

Martes, 8 de marzo de 2005

 

 

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