La mirada en sus ojos lo decía todo

El dolor que desbordaba, no tenía fin

Y el horror que reflejaban las manchas en el lodo

Solo resaltaban la muerte a venir

 

Las lágrimas caían lentamente a la tierra

Ávida, aquella, las absorbía sin cesar

Ocre el olor que emanaba fuerte de ella

Como ocre era el humo que no dejaba mirar

 

Como una bendición, ocultaba los horrores

Que la tierra había visto en espiral sin fin

La muerte sin sentido de los seres humanos

Por eslóganes y consignas sin motivo ni sentir

 

Y la mirada horrorizada seguía absorbiendo

Imágenes dantescas de su alrededor

La mente, impactada, se negaba a creerlas

Pero nada ocultaba el dolor del corazón

 

No había sentimientos, ni palabras, ni emociones

No había nada más en el vacío corazón

La guerra se había llevado todo lo que era

Y el corazón vacío, su alma también dejó

 

Voló aletargada, dolida y sentida

Llegó en un instante al seno creador

Y el contraste absurdo de lo que había dejado

La tenía enmudecida y con mucho rencor

 

Coros de ángeles salieron a su encuentro

Y musas celestiales la saludaban sin son

Pero el alma no veía más allá de los pesares

Que fue dejando abajo, en medio del horror

 

En silencio, abrumada, volaba hacia el trono

Aquel que se ubica en el centro de la Creación

Y en su trono estaba, mirando emocionado

Llegar a su encuentro, al alma, el Creador

 

Y antes de que el alma llegara al trono eterno

Lloró con amargura su dolor y frustración

Y en un solo instante, sin siquiera darse cuenta

Se vio en tierno abrazo, en manos del Creador

 

- No llores, criatura, le dijo el Dios del mundo

No sufras por los hombres o por su decisión

Tu pena, aunque es cierta, no debe perseguirte

Descansa ahora tranquila y sana tu dolor

 

- ¿Por qué, oh Santo Padre? ¡Yo quiero saber!

¿Qué impulsa a los hombres a destruir el bien?

¿Qué impulsa a los humanos a ser tan despiadados

Y matar con saña y sorna a otros humanos?

 

¿Por qué es el horror lo que siembran los humanos?

¿Por qué es el dolor que sale de sus manos?

¿Por qué la muerte es como zanjan discusiones?

¿Por qué no hablan entre sí sus negros corazones?

 

¿Por qué tú lo permites, oh Creador de todo?

¿Por qué no intervienes cuando actúan de este modo?

¿Por qué no intervienes y no paras tú las guerras?

¿Por qué a esos demonios no les pones riendas?

 

Y el alma con dolor seguía reclamado,

Mientras tanto el Santo Padre, tan solo seguía mirando

Y abrazando esa alma con todo su amor

Hasta que ella, rendida, por fin se consoló.

 

- Es justo tu reclamo, - le respondió el Padre -

Es justo y correcto en corta proporción

Ya que no es tan destructivo todo ser humano

Ni es él tan malvado, ni es pura traición

 

Mira ahí abajo, - le dijo el Santo Padre –

Mira lo que hacen ahí los hombres hoy

La guerra ha pasado y donde hubo sangre

Se siembran hoy los campos y se regocija el corazón

 

Los niños corren prestos y felices por la siembra

Los jóvenes también se regocijan sin razón

Pues el amor renace, después de que hubo muerte

Y la vida toma fuerza gracias al dolor

 

Es elección del hombre vivir de esta forma

Es elección del hombre guerrear o vivir en paz

No tengo potestad en indicarle el camino

Son las consecuencias que él decide enfrentar

 

Y crece poco a poco, aprende de la vida

Aprende de las guerras y aprende del dolor

También aprende fácil de las cosas bellas

Y, claro está, mi hermosa, que aprende del amor

 

El libre albedrío es lo que mueve al hombre

Amor o egoísmo siempre es su decisión

Las consecuencias que afronta por sus decisiones

Se traducen ya en guerras, en apatía o en amor

 

Tú misma, hace rato, antes de la guerra

Gritabas iracunda, buscando con pasión,

Venganza por algo que no lo ameritaba

Ya ves que esta guerra, fue tu elección

 

El alma, ya calmada, miraba al Santo Padre

Miraba ese rostro que emanaba puro amor

Recordaba, ya con calma, aquel triste momento

Que desembocó en guerra, en tristeza y dolor

 

Llevados por consignas y promesas mentirosas

Que les decían que ellos eran elegidos del Señor

Fueron masacrando a los que eran diferentes

Sembrando en su tierra muerte y terror

 

Llegó en un recuerdo un momento abominable

Cuando, encarnada, tomó su decisión

De imponer a “los malos” sus propios credos

Haciendo esas maldades que reclamó al Creador…

 

- Lo siento, Santo Padre, - dijo avergonzada –

Tan solo he cosechado lo que mi error sembró

Tan solo esta guerra fue el resultado

De odios y venganzas que mi dolor creó

 

Sonrió el Santo Padre e iluminó al alma

Y en abrazo divino bañó su emoción

Sanando en un instante todas las heridas

Borrando los rencores, llenándola de amor

 

- Ve ahora y juega, descansa y recarga

Pues pronto a la tierra de nuevo volverás

A llevar a otros un poco de esperanza

Dar amor de sobra y traer la paz

 

Pasaron unos días o tal vez algunos años

O décadas, centenas o milenios tal vez

Un hombre caminaba feliz por ese campo

Sin contener la alegría que emanaba todo su ser

 

Lunes, agosto 28 de 2023

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