En treinta horas pasa el día, aunque parece que es más largo,

pero no es el tiempo en sí, tan solo pasa el encanto,

de la manía de medir el tiempo en horas y segundos,

 tal vez mejor es esperar a que solo acabe el mundo.

 

Que en un momento de la espera el fin se acerque sin contar,

y sin saber el tiempo largo que aún nos queda esperar.

Y sin contar ni un momento de lo que ha pasado en la vida,

en la eternidad de un segundo comprime todo distraída.

 

Así es la vida del que sufre el día a día la rutina,

Que solo espera el momento que la campana de salida

Llegar muy pronto a su casa a descansar para el mañana

Y repetir toda la escena sin disfrutar de lo que entraña.

 

Y así le pasa, eterno, el día, contando el tiempo de salida

Sin disfrutar ni del trabajo y mucho menos de su vida

Sin concederse, por dinero, ni un momento de descanso,

Culpando siempre al sistema con su maldito desencanto.

 

Y el fastidio se acumula buscando siempre su salida

Y una mañana sin saber, explota en rabia su vida

O, al contrario, flojea, y se destruye en un instante

Por enfermedades que aparecen, incluso el maldito cáncer.

 

Y la envidia carcome al ver que otros tienen todo

Aquello que tú atesaras, porque trabajas sin decoro,

Y no entiendes cómo pasa y reperjuras de la vida,

Ya que no logras lo que quieres buscando la única salida

 

Que traerá aquel descanso que has buscado sin descanso

Y justo en ese momento aparece el encanto

De comprender que el afán de poseer lo que no tienes

Te tiene atrapado y maniatado en sus redes.

 

Y es en ese momento, al punto de una apoplejía,

Es que comprendes que tu vida sí tiene la valía

Que por siempre ignorabas, atrapado en la rutina,

Midiendo el tiempo de los otros que a tu lado vivían

 

Sin apreciar por un segundo lo que habías cosechado

Querías más, no disfrutabas, envidiabas al de al lado.

Pues lo veías tan feliz y tan dichoso de su vida,

Que te ahogabas en envidia, te consumías en rutina.

 

Y ahora, al ver atrás, comprendes bien lo que perdiste

Por no parar y disfrutar lo que tú mismo conseguiste

Aquí un consejo, mi amigo, si sientes que todo es rutina,

Mira un poco alrededor y sopesa tu valía.

 

Pues el tiempo que hoy mides no tiene inicio ni final

Tan solo es una medida que no encaja en realidad

En los momentos que tú pasas rodeado de familia,

De amigos y momentos que de otros son envidia.

 

Aprende un poco a detenerte, agradecer y disfrutar.

Compartir con tu familia, con tus hijos y amistad.

Pues el tiempo, para ti, estará ahí, presente.

No se irá, te alcanzará, cuando no quieras detenerte.

 

Pues es de sabios discernir entre la vida y la rutina

Entre tu jefe y tu familia, entre el dinero y la vida.

Y dar valor a las personas que son sustento de tu vida

Que te han hecho quien tú eres y te rodean en familia

 

Detente pues, por un segundo, y repiensa bien tu vida.

Recuerda que: tu vida vale, si con otros es compartida.

Pues te recuerdo que el trabajo de ti jamás rehuirá

Y la rutina, aunque no creas, siempre por ti esperará.

 

Viernes, 13 de enero de 2023

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