Cuando veo la estupidez
Que me muestra la pantalla,
No entiendo cómo es que la ven
Los hombres de gran talla.

No entiendo cómo ellos
Aceptan que nos mientan.
Y también mienten por ella,
Y a todos nos malinterpretan.

Yo no acepto que a la gente
Le encante que la timen.
Que otros piensen por ella,
Y le digan como la vida viven.

Yo no comprendo como unas tetas
Sean lo importante para muchos.
Para después preguntar con cinismo:
“¿Por qué mis hijas son putas?”.

¡O son ciegos, o son idiotas!
¿No ven lo que todos vemos?
¿No ven la sangre que salpica,
De la TV, cuando la prendemos?

¿No ven a los narcos, asesinos,
A los que en TV se inmortaliza?
¿Acaso somos todos idiotas,
No vemos como el bien satanizan?

¿Acaso ya hemos olvidado,
Que sí podemos pensar?
Y no necesitamos de otros,
Que nos digan que rumbo tomar.

Nos hemos convertido en masa,
Sentados en un circo inmenso,
Haciéndole venia a la pantalla,
Cuando a otro muerto presenta.

Somos compinches del delito
Y sólo de eso vivimos.
Sedientos de sangre de otros,
Olvidamos que también morimos.

Vivimos todos los pecados,
Los saboreamos a través de otros.
Sentimos y nos empapamos,
Del dolor, que ya está en todos.

¿Qué buscas y qué esperas?
¿Qué quieres de la televisión?
¿Acaso calmar tu conciencia?
¿Ver que hay otros de peor corazón?

¿Por qué te encantan las novelas?
¿Vivir lo que no puede ser?
Entonces tú huyes de tu vida,
Pretendiendo lo que no puedes ser.

Te haces matar por un nombre,
El eslogan de un deportivo.
Destrozas la vida de otros,
Porque así te enseñó un amigo.

Recoges basura en la tele.
Taponas tu razonamiento.
Y dejas que manejen tu vida,
Ella te aísla, sin miramiento.

Te dicta lo que debes pensar,
Obediente, tú le haces caso.
Y después, sólo puedes culpar,
A ti mismo, por tu fracaso.

La envidia es un constante,
En esa caja que hizo Luzbel.
Porque él es quien te mira,
Su esencia ha llenado tu ser.

Miércoles, 06 de noviembre de 2013

 

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