Alguna vez he escuchado,
Que la vida bella es.
Sin duda es cierto lo que dicen,
Más esto rara vez se puede ver.

Con claridad recuerdo yo aquellos días,
Cuando la vida bella fue.
Cuando el sol irradiaba alegría,
Cuando lo mágico podía suceder.

Mas la magia comenzó a extinguirse,
Al recibir yo educación.
Y la belleza perdió su brillo,
En la oscuridad de un mundo de traición.

La esperanza, que antes nada era,
De inmediato ante mi apareció.
Y me guió en medio de lo malvado,
Mas de ahí nunca me sacó.

Busqué entonces otros medios,
Mas estos me hundieron más.
Sentí una mano que halaba,
Tratando de sacarme de la oscuridad.

La mano amiga logró su cometido.
En medio de la luz llegué a dar.
Mas falso era el brillo que emanaba.
Y el frío calentaba más.

Quedé parado en la luminosa nada,
Donde ni el bien ni el mal podían habitar.
Y por mucho tiempo no sentí yo nada,
Y la mente comenzó a desvariar.

Ya que al no reconocer lo bueno o lo malo,
Perdió todo el sentido el vivir.
Mas por más que yo lo deseara,
No conseguí en aquel lugar morir.

Y poco a poco comencé a moverme,
Sacando fuerzas donde pensé no existían.
Y apareció de nuevo la esperanza,
Sacándome de un mundo sin sentido.

Y cuando me encontré de nuevo entre los vivos,
Y reconocí de nuevo el bien y el mal,
Y vi firme a mi lado la esperanza,
Reconocí que todo lo había hecho mal.

Queriendo vivir por siempre en lo bello,
Tuve que la maldad entera recorrer.
Así conocí el Cielo y el Infierno.
Y el Purgatorio me ayudó a comprender.

La vida no es vida sin lo malo,
La vida no es vida sin el bien.
Tampoco es estar en medio de la balanza.
El mal y el bien hacen lo que la vida es.

Jueves 6 de Febrero del 2003

 

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