Que conste que quiero escribir

Y hago el esfuerzo por hacerlo

Más nada ya sale de mí

Se pierden mis palabras en el viento.

 

Mi corazón ha muerto ya

Tal vez una decena de ocasiones

No quiero ver, ya más allá

Ni quiero yo sentir más emociones.

 

Pues en la vida hay que ser,

Un ser bastante desalmado.

Prohibido está, pa’ mí querer,

Ya que el dinero me ha desangrado.

 

Y el trabajo y la rutina,

Me tienen acabado el sentimiento,

El beneficio es lo que prima,

Y también, que el jefe esté contento.

 

Yo ya no pienso mucho más,

En aquellos mundos de colores.

No creo que haya lugar

Para aquellas bellas emociones.

 

Pues falso es todo lo que yo

Veo por el hueco de la ventana.

Concreto gris y nada más

Y la contaminación que nos acaba.

 

Los árboles ya no alivian,

Y el bosque ya se ha acabado.

Desierto hay, y aquí y allá.

¡Y eso me tiene bien mama’o!

 

Estoy cansado ya de ver,

La ruina de la esencia humana,

Condescendiente he de ser, pues

La miseria de los hombres emana.

 

Y ni el Facebook, ni la red,

Dan alimento pa’ mi alma.

Tan solo veo a muchos querer,

El bien, pero que otro por él caiga.

 

Y todos están prestos a “sufrir”,

Por el daño que hacemos al planeta.

Pero nadie cambia su porvenir,

Si no cambia su camino a la meta.

 

Si no cambiamos, estamos bien jodidos.

No existe un futuro que aguante.

No existe un futuro que dejar,

Y que los hijos salgan adelante.

 

Tenemos que parar la destrucción.

Tenemos que cambiar nuestra esencia.

El tiempo del hedonismo ya pasó.

¡Tiene que primar nuestra decencia!

 

¡No más productos destructivos!

¡No más agricultura sin control!

¡No más productos de Monsanto!

¡No más destruir nuestra razón!

 

¡No más a la tala de los bosques!

¡Por Dios, sin ellos no hay vida!

¡Que se prohíba el uso de los plásticos!

Ya que esa basura: ¡es vida fallida!

 

Por Dios, ¿es que no ven lo que sucede?

¿No ven el fin del ser humano?

Estamos en el borde del abismo,

El planeta casi hemos acabado.

 

¿A cuántas especies hemos destruido?

¿Y cuántas más se extinguirán por nuestra mano?

¿Cuánta sangre necesitas tú, hermano,

Para comprender que tú eres el villano?

 

Lo triste es que, en esta ocasión,

Y siempre, que miramos al pasado,

El culpable es el que lee la oración.

No es el que te tienta con pecado.

 

Miércoles, Octubre 31 de 2018

 

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