Tranquilo es el día,
El sol sonriéndome está,
Y no siento esa alegría,
No veo luz en esa claridad.

Tristeza es lo que me envuelve,
También debilidad,
La pena poco a poco me consume,
El alma ardiendo en el cuerpo está.

Y me consumo lentamente,
Presa de un deseo soy,
Presa de una tentación maligna,
O quizás de una maldición.

O quizás de un castigo divino,
Por algo que había realizado sin querer,
Porque si esa es la respuesta,
No sé que pecado he llegado a cometer.

No sé si yo soy bueno o malo,
No sé si mi deseo maligno es,
No sé si aquello lo que quiero,
Prohibido para nosotros es.

Y las palabras pierden fuerza,
Esto se refleja en mi escribir,
Esto se refleja en mis letras,
Devengándome un oscuro porvenir.

Jueves, 09 de noviembre de 2000

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