Si hay algo que me aterra en los últimos días es el pregonar del odio entre ciertos colombianos y venezolanos en cuanto a relaciones de ambos países. Incluso gritos de guerra han sobresalido entre líneas de columnistas, editores, presidentes y candidatos presidenciales. Y la gente, aburrida al parecer del estilo de vida que lleva y con ganas de una nueva categoría de diversión, olvidando que serán ellos la carne de cañón de las primeras filas, siguen las invocaciones de los políticos, sin siquiera pensar las consecuencias que se ocultan detrás de estas.

Me da miedo ver comentarios en los principales periódicos del país que lo único que generan es odio, ira, rabia y violencia. Y más me asusta al ver que los periodistas y columnistas avivan con beneplácito el estado de animo del público, sin siquiera atreverse a señalar que ello está mal y quien sufrirá las consecuencias de un supuesto enfrentamiento, será el mismo pueblo.

Si nos ubicamos en el peor escenario posible y una guerra estalla entre Colombia y Venezuela, como parecen desear unos pocos, ¿quién sale ganador? No me refiero al vencedor en términos militares, no. Eso es lo de menos. Les apuesto lo que quieran que los buenos ganarán. Ellos siempre ganan, ya que son los que terminan escribiendo la historia… Me refiero a ¿quién gana política y económicamente de un enfrentamiento entre países hermanos?

El pueblo colombiano pierde; el venezolano, también. ¿Chávez o Uribe? Ninguno gana, ya que al perder el pueblo, ellos son los que se llevan la mala fama, las maldiciones hasta la quinta generación y la expropiación (más adelante) de sus respectivos bienes en el territorio nacional (esto ha sucedido en otros países, en escenarios muy parecidos; el que conoce la historia mundial reciente, sabrá a qué me refiero). Así que, si ninguno de los principales actores de este rifirrafe de acusaciones mutuas y “descubrimientos de que el agua moja y el fuego quema”, avivadas por los medios de comunicación de ambos países, sale beneficiado de un supuesto enfrentamiento, entonces ¿qué?

Será el colombiano o venezolano, de dieciocho años hacia arriba, sin importar si es emo, homo, gótico, metalero, rojo, verde o “floripepiado” el que irá con un fusil al hombro a matar a otro emo, homo, gótico, metalero, rojo, verde o “floripepiado” en ¿pos de qué? Arriesgará su vida, sus miembros, su pellejo en una pelea de dos gallitos (Chávez – Uribe), apoyados, detrás de cortinas, por grupos económicos interesados en los tres grandes negocios que mueven el mundo actual y dejan ganancias inimaginables a costos también inimaginables: narcotráfico, venta de armas y explotación petrolera.

Así que por favor, sin importar si eres colombiano o venezolano, te ruego que pienses antes de gritar consignas a favor de la guerra. Para los organizadores del conflicto tú no eres nada ni nadie, ni siquiera un ser humano. Simplemente un número, una “inversión humana” para obtener beneficio económico. Y si te dan de baja o pierdes las piernas o los brazos, los únicos que lo sentirán serán tu madre, tu padre y tu familia más cercana. Nadie más.

¡Piensa!

Mayo 02 de 2010

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